Aunque una amputación del miembro inferior puede resultar salvadora en algunos casos de infecciones que ponen en peligro la vida, muchos pacientes pierden la extremidades debido a úlceras arteriales o pié diabético que no mejoran sin que en ningún momemto se haya realizado una evaluación formal de la suficiencia de su irrigación sanguínea. La enfermedad arterial periférica, nombre que reciben las obstrucciones de las arterias de las piernas es una condición muy frecuente, particularmente en los diabéticos que son el subgrupo más propendo a perder las piernas. Si el flujo sanguíneo es inferior a ciertos parámetros mínimos es imposible que una herida cicatrice lo cual cambiaría si el paciente fuera revascularizado (abrir las arterias obstruídas mediante procedimientos endovasculares o quirúrgicos).
El primer examen realizado para diagnosticar un déficit de flujo suele ser un doppler duplex a color de las piernas, en este examen no invasivo se observan las arterias, la presencia de obstrucciones, características de la pared de los vasos, velocidad y patrón de flujo sanguíneo. Si este examen es anormal indicando enfermedad de arterias, el flujo sanguíneo puede cuantificarse en el tobillo o en los dedos de los pies mediante una especie de tensiómetro llamado pletismógrafo. La presión arterial del tobillo determinada por pletismografía se compara con la presión arterial de los brazo cuyas arterias prácticamente siempre tienen un flujo normal (indice isquémico o índice tobillo brazo). Los pacientes que tienen en la pierna menos de la mitad del flujo sanguíneo del brazo tienen en líneas generales indicación de procedimientos arteriales para incrementar el flujo sanguíneo. Por el contrario los pacientes que tienen mas de 30 milímetros de mercurio de presión arterial en los dedos del pié tienen suficiente irrigación para cicatrizar cualquier lesión. En una forma aún mas precisa puede determinarse el flujo sanguíneo el la piel cercana a una úlcera mediante una ingeniosa técnica llamada laser doppler.
En caso de ser el flujo sanguíneo insuficiente para iniciar y mantener los procesos biológicos que llevan a la cicatrización debe obtenerse un mapa de las arterias y sus obstrucciones que puede ser realizado inyectando un contraste especial en las arterias de la pierna, estudio de arteriografía de miembros inferiores. Imágenes de calidad parecida pueden obtenerse en forma no invasiva mediante resonancia o tomografía. Todos estos estudios deben ser realizados e interpretados por personal médico especializado en problemas de circulación periférica es decir cirujanos vasculares o angiólogos. Otros profesionales como cardiólogos, internistas, traumatólogos no tienen generalmente el entrenamiento específico para lidiar con estos problemas ni poseen los costosos equipos que se requieren para el diagnóstico.
Otra condición que origina confusion y amputaciones innecesarias es la “gangrena”. Gangrena simplemente significa muerte. El hecho de que un paciente tenga un dedo, varios dedos o incluso el antepié o el talón gangrenados o infartados no significa que deba ser amputado el el acto. Aunque los tejidos gangrenados pueden infectarse con gérmenes que ponen en peligro la vida esto generalmente no ocurre inmediatamente y estas infecciones pueden monitorizarse con exámenes de laboratorio y pueden combatirse quirúrgicamente y con antibióticos. En la mayoría de los casos puede retirarse el tejido dañado específicamente conservando un pié capaz de caminar después de cicatrizar las lesiones con técnicas de cuidado de heridas. Incluso puede caminarse perfectamente a pesar de haber perdido todos los dedos y hasta medio pié.
Los grandes avances en el diagnóstico, medición objetiva de flujo sanguíneo en las piernas, revascularización mínimamente invasiva mediante cateterismos periféricos, cuidado avanzado de heridas e ingeniería tisular requieren que todo paciente enfrentado a la circunstancia terrible de perder una extremidad sea evaluado por equipos multidisciplinarios de cirujanos vasculares, infectólogos y expertos en cuidado de heridas.
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